viernes, 7 de agosto de 2009

Poemas de Sylvia Plath


Poeta y ensayista norteamericana nacida en Jamaica Plain, suburbio de Boston, Massachusetts, en 1932.Procedente de una familia de ascendencia alemana, mostró desde pequeña un gran talento para la poesía escribiendo sus primeros poemas a la edad de ocho años. Sin embargo muy pronto presentó un severo trastorno bipolar que la condujo al primer intento de suicidio antes de los diecisiete años. Sometida a un intenso tratamiento psiquiátrico, pudo graduarse con honores en 1955 en el prestigioso Smith College. Obtuvo una beca Fulbright para la Universidad de Cambridge, donde continuó escribiendo poesía y conoció al poeta Ted Hughes, con quien se casó en 1956. Su menguada salud, sumada al divorcio en 1962, la llevaron a quitarse la vida un año después.Su obra fue reconocida posteriormente, gracias al impulso recibido por parte de Hughes, quien se encargó de promoverla. Fue la primera poeta en recibir post-mortem el Premio Pulitzer por el conjunto de su obra.


Poemas


Canción putesca
La blanca helada se acabó,

los sueños verdes nada valen,

tras un mal día de trabajo

llega el momento de la sucia puta:

su simple fama llena nuestra calle.

Todos los hombres:

blancos, rubicundos, negros

derivan hacia su forma desmañanada.

Fijaos, os pido, en esa boca

hecha para bofetadas

en ese rostro costuroso

sesgado a fuerza de pintarrajos, hondones, marcas,

violado por cada hosco año.

Ningún hombre se le acerca

que sea capaz de concentrar aliento

con que corcusir fuego de amor en tan fétida mueca

como apuntan

mis castísimos ojos

saliendo de charco, zanja, trago.



Lorelei

No es noche ésta de ahogarse:

luna llena, reacio

río bajo luz suave,

acuosas nieblas bajan

tupidas como redes

cuyos dueños reposan,

traduciéndose en vidrio

lúcido mientras flotan

las torres del castillo

hacia mí hiriendo el rostro

del silencio. Ascienden

sus miembros poderosos

y álgidos, pelo grave

más que mármol, y cantan

de un mundo más amable

que ninguno. Estos cantos,

hermanas, sobrepasan

al oído gastado

que aquí, en el campo, escucha

bajo el orden impuesto.

La armonía caduca
el orden que vosotras

sitiáis con vuestras voces.

Vivís entre las rocas

de oníricas promesas

de refugio. De día

bajáis de la pereza,

de altas ventanas. Peor

que vuestro enloquecido

canto o mudez. La voz

de vuestro fondo llama:

embriaguez del abismo.

Oh río, veo tu larga
y honda línea argentina,

esas diosas de paz.

Piedra, piedra, me abismas.


Metáforas

Adivíname: nueve sílabas

tengo, elefante, casa grande,

melón con sólo dos tentáculos.

¡Oh fruta, marfil, leño fino!

Dinero nuevo en este bolso.

Soy medio, escena, vaca grávida.

Comí muchas manzanas verdes.

Del tren en que voy nadie baja.


Carta de amor
No es fácil expresar lo que has cambiado.

Si ahora estoy viva entonces muerta he estado,

aunque, como una piedra, sin saberlo,

quieta en mi sitio, mi hábito siguiendo.

No me moviste un ápice, tampoco

me dejaste hacia el cielo alzar los ojos

en paz, sin esperanza, por supuesto,

de asir los astros o el azul con ellos.

No fue eso. Dormí: una serpiente

como una roca entre las rocas hiende

el intervalo del invierno blanco,

cual mis vecinos, nunca disfrutando

del millón de mejillas cinceladas

que a cada instante para fundir se alzan

las mías de basalto. Como ángeles

que lloran por la gente tonta hacen

lágrimas que se congelan. Los muertos

tenían yelmos helados. No les creo.

Me dormí como un dedo curvo yace.

Lo primero que vi fue puro aire

y gotas que se alzaban de un rocío

límpidas como espíritus. y miro

densas y mudas piedras en tomo a mí,

sin comprender. Reluzco y me deshojo

como mica que a sí misma se escancie,

igual que un líquido entre patas de ave,

entre tallos de planta. Mas no pienses

que me engañaste, eras transparente.

Árbol y piedra nítidos, sin sombras.

Mi dedo, cual cristal de luz sonora.

Yo florecía como rama en marzo:

una pierna y un brazo y otro brazo.

De piedra a nube iba yo ascendiendo.

A una especie de dios ya me asemejo,

hiende el aire la veste de mi alma

cual pura hoja de hielo. Es una dádiva.

2 comentarios:

  1. me agrada mucho la señora plath, de alguna forma se transformo para mí en una voz, si! sus poemas tiene tanto dolor y rabia que los hacen difíciles de digerir, pero tambien en ellos a veces se leen luces de autocariño!

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  2. MI ETERNA HONRRA Y VENERACIÓN SIN MESURA A ELLA,SYLVIA;PARADIGMA DE ENTREGA AL DESAMOR A LA VIDA,A ELLA MISMA,MAS NUNCA A SU MISIÓN Y CREADOR. DESMEMBRANDO IDEAS QUE PRIVILEGIADOS ENTIENDEN POR NECESIDAD Y NO POR CAPACIDAD CAEMOS EN SU UNIVERSO,EL DE LOS Y SOBRE TODO las EXCLUIDAS DEL PODER INTRÍNSECO D APEGO A LA ACEPTACIÓN DE LAS FLAQEZAS DE NUESTRO DESTINO, ADENTRÉMONOS PUES A LA BATALLA PÉRDIDA ANTES DE LUCHAR AUN QERIÉNDOLO KN TODA NUESTRA ALMA. POR SIEMPRE SYLVIA PLATH ! :)

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